domingo, 28 de novembro de 2010

De cómo Harry Potter ayudó con su magia a la economía del Reino Unido

28 NOV 2010 13:18h

http://www.ieco.clarin.com/empresas/Harry-Potter-economia-Reino-Unido_0_190200014.html

El personaje ya motivó inversiones por 1.900 millones de libras. La Metro ahora compró los estudios que albergaron a Hogwarts, lo que promete una reactivación de la industria británica del cine. 
PorTHE GUARDIAN
    Pasaron 13 años desde que se publicó el primer libro de Harry Potter. Su impacto impresionante hizo hablar a una generación de británicos un nuevo idioma, desde “muggles” (humanos sin habilidades mágicas) hasta “horrocruxes” (oscuros objetos mágicos). Pero también significó una inversión de £1.9bn (US$3000 millones) que, si logra sostenerse, mostraría un camino nuevo a la economía británica.
    Warner Bros. acaba de pagar
    160 millones de dólares para comprar y remodelar los estudios Leavesden, donde se rodaron los ocho films de Potter y el sitio donde el actor Daniel Radcliffe se crió, al trabajar allí casi sin parar desde el 2000. 
    Leavesden, una ex planta de Rolls Royce de
    70 hectáreas, podría estar señalando para la economía británica un posible futuro en el cual el país es un centro de talento creativo, y no tanto de talento industrial.
     La inversión local en cine ascendió a £780 millones (US$1240 millones) en los primeros nueve meses del año (sólo superada por la del 2009). En octubre, partes de Manchester se cerraron al público para filmar tomas del film Captain America: The First Avenger. Se las eligió porque las calles del norte de la ciudad se parecen a la Manhattan de la Segunda Guerra Mundial (de hecho, el barrio fue construido por arquitectos que luego se fueron a trabajar a Nueva York).
    También el cuarto título de Piratas del Caribe y X Men: First Class se están filmando en Inglaterra. Y en agosto terminó el rodaje del último film de Potter, que se estrenará en 2011.
    El hecho de que ya se han terminado las películas de Potter hace parecer sorprendente  la decisión de Warner, inicialmente arrastrada a Leavesden por la necesidad de encontrar un sitio para Hogwarts. Y si ahora decidió quedarse, una de las razones reside, según su CEO Barry Meyer, “en las habilidades y creatividad de la industria cinematográfica británica”, habilidades en parte alimentadas
    por la filmación de la propia saga Potter: entre 3000 y 4000 personas trabajaron en los diversos rubros  de cada film.
    Cuando Warner termine la ampliación de los estudios, Gran Bretaña tendrá la capacidad de producir dos o tres grandes títulos al mismo tiempo, además de los cinco que puede hacer el líder del mercado británico, los estudios Pinewood Shepperton

    A mediados de la década, la situación era muy diferente. Harry Potter se filmó en el Reino Unido, pero podría haberse hecho en en otra parte; la también británica El Señor de los Anillos se rodó en Nueva Zelanda, lo cual muestra que la decisión sobre las locaciones se basa en un abanico de factores, entre ellos lo personal –Peter Jackson, el director de El Señor ... es
    neocelandés– y los importantísimos incentivos financieros. Un filme de Harry Potter cuesta unos US$250 millones; con tanto dinero en juego, cada incentivo cuenta.
    Ejemplo de esto es el
    indecoroso conflicto de Warner en Nueva Zelanda, donde logró a las apuradas que el primer ministro John Key se comprometiese a apoyar una reforma de las leyes laborales y a otorgar US$25 millones en beneficios fiscales para que las dos películas basadas en el libro de Tolkien El Hobbit se rodaran en el país.

    Cine, economía y política 
    Tal es el peso político de Warner que el secretario de Cultura británico, Jeremy Hunt, se reunió con Meyer y otros directivos este mes cuando visitó Los Angeles, para ver cómo iban las tratativas por Leavesden.
    Cuando Gordon Brown era ministro de Finanzas, intentó ayudar a la industria del cine con desgravaciones. Su primera iniciativa sucumbió por una serie de malos usos de los incentivos. Después de eso, la industria del cine británico estuvo al borde del colapso, como se reflejó en la decisión de llevar a James Bond a Europa del este. Casino Royale, del 2006, se rodó casi toda en la República Checa.
    Brown puso fin a este paréntesis con
    un crédito fiscal aplicable  incluso para sellos de Hollywood si las películas eran rodadas en el país; la contratación de directores y actores británicos contaba para recibir el beneficio, que ha sido del  agrado de Hollywood.
    Andrew Smith, ejecutivo de Pinewood Shepperton, sostiene que el Reino Unido hoy tiene una masa crítica de experiencia. “A los estadounidenses no sólo les gusta venir acá, sino que saben que pueden contar con nuestra destreza artesanal, nuestros diseñadores y armadores de sets, por ejemplo”.
    La mayor actividad también sirvió para
    desarrollar la particular industria de efectos especiales alrededor del Soho londinense, donde están firmas como Framestore-CFC y The Moving Picture Co.
    Pero, pese al pool de habilidades en el Reino Unido, para Hollywood es un imperativo producir en otros países. Con un mercado ya casi saturado en EE.UU., los estudios saben que la producción internacional es fundamental, en particular porque los públicos del mundo parecen preferir lo que se hizo en sus lugares de origen. El
    47% de los ingresos de Warner proviene de otros países, dijo una fuente cercana a la firma.
    Traducción: Susana Manghi

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